Teniendo en cuenta que es difícil hacer predicciones precisas con un año de antelación y que es casi imposible proyectar más allá de cinco años, querer hacerlas para 2040 parece ridículo. Sin embargo, mirando hacia el futuro en el contexto de la educación superior, se destacan cuatro fenómenos:
- En primer lugar, el desarrollo potencial de los grandes bloques económicos. Parece inevitable un cambio fundamental en el equilibrio del poder económico.
- Un segundo cambio se refiere a la urbanización de amplio alcance y el desarrollo de los futuros centros de conocimiento del mundo.
- En tercer lugar, ya está claro que la inteligencia artificial y todas las formas de digitalización de la comunicación y el conocimiento tendrán un gran impacto en el orden social y, por extensión, en las universidades.
- Un cuarto factor es el desarrollo del mercado laboral versus el nivel educativo de la población mundial.
Un panorama cambiante para las universidades
Las relaciones de poder entre las universidades en el mundo cambiarán radicalmente: si hasta ahora las universidades occidentales han desempeñado automáticamente un papel principal, en el futuro ya no será así. El crecimiento económico, en particular en los países asiáticos, llevará rápidamente a que estos sistemas universitarios gocen de mayor poder.
Existe una élite educada que se beneficia de la creciente prosperidad, pero una proporción cada vez mayor de la población se enfrenta a una disminución de oportunidades en el mercado laboral y no tiene acceso a la educación de calidad, que es esencial para competir en este mercado cada vez más internacional. Cuanto mayor es el nivel de educación de una persona, mayor es el capital social que tiene a su disposición. Como resultado, muestra menos aversión hacia grupos de la sociedad con diferentes repertorios de pensamiento, sentimiento y comportamiento.
Pero también se buscarán otras formas de educación, que sean menos costosas y quizá igual de efectivas. La digitalización aportará grandes oportunidades en este sentido, tanto como la educación continua.
En vista del marcado aumento del costo de seguir un programa de estudio completo, la demanda de programas parciales, o incluso de cursos con certificaciones, aumentará significativamente. Este proceso de fragmentación o «disociación» ―ofrecer cada vez más «paquetes de conocimiento» separados en lugar de programas completos― tendrá un profundo impacto en la universidad.
La importancia del entorno
Se cree que el lugar ideal para una universidad sería alguno remoto, que garantice condiciones básicas de paz y aislamiento. La pregunta es: ¿Sería posible tener una universidad a gran distancia de la actividad social? ¿Sería esto deseable? ¿Importa la ubicación de la universidad? ¿En qué medida dependerán las universidades en el futuro de su ubicación? Muchos estudios sugieren que el grado de innovación, que puede medirse por el número de empresas emergentes, por ejemplo, depende del entorno metropolitano.
¿Dónde estarán los centros de conocimiento del futuro? En primer lugar, más que nunca antes, estos centros están vinculados a ciudades globales y en clústeres de universidades. Por ejemplo, en Londres se encuentra el Instituto Francis Crick, una asociación en ciencias biomédicas en la que trabajan juntos 1700 investigadores de tres universidades de primer nivel.
Entonces, analicemos las tendencias futuras considerando tres grandes ámbitos: la tecnología, el cambio social y la estructura de las empresas y la sociedad. Estos tres ámbitos están, por supuesto, profundamente conectados. Gran parte del cambio social que hemos visto en la última década ha sido determinado por la tecnología. Las tecnologías de comunicación, que promueven la apertura y el libre flujo de información, están generando un cambio importante en las actitudes sociales. Sin embargo, la influencia no es unidireccional; las actitudes sociales también están moldeando las tecnologías que estamos creando. La educación en línea es un ejemplo de este fenómeno.