«…Kierkegaard sostiene que el hombre joven, en su búsqueda por encontrar su identidad y propósito en la vida, experimenta una angustia profunda al enfrentarse a la libertad y a la responsabilidad de sus decisiones, sobre todo cuando se ve forzado a elegir entre distintas posibilidades y camino…»
—El circo del infinito, pág. 22
Søren Kierkegaard, filósofo danés del siglo XIX, exploró profundamente la naturaleza de la existencia humana y la subjetividad. En su concepción, el “hombre joven” representa a cualquier individuo en la búsqueda de definir su identidad y propósito. Kierkegaard argumenta que esta búsqueda es intrínsecamente angustiosa porque implica un enfrentamiento con la libertad absoluta y la responsabilidad que cada uno tiene sobre su propia vida.
La “angustia” a la que se refiere es una condición existencial que surge de la capacidad de elegir y la conciencia de las infinitas posibilidades que se presentan. Esta angustia es profunda porque el acto de elegir no solo define el futuro, sino que también refleja y construye la identidad del individuo. Al tener que tomar decisiones significativas, el individuo se encuentra en una encrucijada de posibles caminos, cada uno con sus propias consecuencias y significados. Para Kierkegaard, enfrentar esta angustia es esencial para alcanzar la autenticidad, ya que, a través de la elección consciente y apasionada, el individuo puede llegar a ser verdaderamente él mismo.
Si el hombre no experimenta esa angustia existencial en etapas tempranas de su vida, no construye identidad y deja de ser auténtico.