Ideas para cambiar el rumbo de la universidad [5]

Autor:

Gustavo Quintero

Fecha:

28 enero 2025

11) La asociación universidad-empresa

Un gran número de países tiene un exceso de oferta de graduados y una escasez de personal en la industria manufacturera. Mientras que el segmento medio del mercado laboral se está erosionando debido a la robotización y la informatización, existe un menor interés en trabajar en el sector manufacturero en empleos que requieren un menor nivel de educación; un sector que, además, se está desplazando a países con salarios bajos sobre la base de los costos, entre otros factores.

La economía modular es, a la vez, una consecuencia y un factor que contribuye a la globalización del trabajo. La innovación, los productos y servicios, la mano de obra y la productividad están disponibles en todo el mundo. Si bien este nuevo mundo ofrece posibilidades apasionantes para quienes tienen experiencia y habilidades, también reduce las posibilidades para quienes no las tienen.

La conectividad no solo cambia la naturaleza del trabajo, sino también la educación. El futuro de la educación radica en ser accesible, abierta, continua y desarrollarse mediante el aprendizaje entre pares.

Dicho esto, veremos entonces con más claridad la otra estrategia clave: la colaboración entre universidades y empresas, dentro o fuera de los parques científicos. Esto implicará, a menudo, el uso compartido de equipos y, en ocasiones, adoptará la forma de innovación abierta, en la cual las empresas pagan para utilizar laboratorios y equipos de la universidad o financian y comparten su implementación y desarrollo.

12) La universidad de impacto

Todo lo que hemos mencionado en estas cinco entregas, con doce ideas para cambiar el rumbo de la universidad, significa que no solo se trata de contribuciones económicas, sino también de lo que la ciencia aporta a la sociedad. A esto se suman demandas cada vez más fuertes, expresadas no en términos de valorización, sino de impacto.

La valorización tiene que ver principalmente con el aumento de valor en la cadena de conocimiento, mientras que el impacto alude a la contribución social y ambiental que se hace, incluso si no se gana dinero con esto en un sentido directo.

La universidad debería desempeñar un papel destacado en el debate social, sin abandonar ni por un momento su juicio independiente ni el uso de datos correctos. Tener un impacto significativo y hacer contribuciones relevantes debería conducir a desempeñar papeles clave cuando la universidad tome decisiones para el futuro. En este sentido, el término «impacto» resulta mucho mejor que «valorización», que está relacionado en gran medida con la creación de valor económico.

En los próximos años, es esencial que esta visión evolucione hacia un concepto completamente diferente, es decir, que la universidad se ocupe de algo más parecido a la sabiduría. De manera análoga, la forma en que la contribución de la universidad debe medirse es en términos de impacto significativo, no en un sentido económico. El conocimiento debe valorarse en la medida en que funciona en el contexto de una situación apremiante y en el grado en que proporciona una respuesta aplicable.

La sociedad tiene derecho a desear un rendimiento razonable de su inversión, en forma de una comunidad universitaria trabajadora que produzca resultados contundentes. Lo que importa aquí es qué principio desempeña el papel principal: la universidad debe estar guiada por el deseo de hacer una contribución significativa a situaciones importantes, ya sean sociales, ambientales o científicas. Se necesita una universidad de impacto.

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