«La vida consiste en regresar una y otra vez al mismo lugar, aunque sea distinto cada vez que volvemos».
—Antonio Muñoz Molina
Esta frase, tomada de la gran novela de la memoria El jinete polaco, de Muñoz Molina, significa que la vida está hecha de retornos que nunca son idénticos, porque el paso del tiempo transforma tanto a los lugares como a las personas. Cada regreso es un acto de memoria, de confrontación con lo que fuimos y con lo que ya no somos.
En la novela, el narrador Manuel regresa a su pueblo natal ficticio, Mágina, después de muchos años de ausencia. Allí inicia un proceso de reconstrucción de su vida y de la historia de su familia, entretejiendo recuerdos propios, relatos heredados y episodios de la historia reciente de España. En esa historia, Manuel toma conciencia de que regresar no significa volver al mismo sitio tal como era, sino enfrentarse a un lugar transformado por el tiempo y, sobre todo, por la transformación de quien regresa.
Recuerda a Heráclito («nadie se baña dos veces en el mismo río»), pero con un matiz: no solo cambia el río, sino también el bañista.