El corazón

Autor:

Gustavo Quintero

Fecha:

04 octubre 2025

«¿Dónde estás? He venido para hablar contigo. ¿Oyes mi voz? He venido para apostar mi corazón, no la vida, sino mi corazón».

—Han Kang


En este verso del poema “Una que otra historia”, que hace parte del libro de poesía Guardé el anochecer en un cajón de la laureada nobel de literatura Han Kang, la autora sitúa el centro de la experiencia poética en la vulnerabilidad. No es la vida lo que se arriesga —como en el sacrificio heroico o en la entrega absoluta—, sino algo quizá más íntimo y frágil: el corazón. La vida puede entenderse como mera existencia biológica, pero el corazón aquí alude a la dimensión afectiva y espiritual del ser: la capacidad de sentir, de amar, de dolerse.

En la tradición coreana —y en la poética de Han Kang en particular—, el corazón es metáfora de la interioridad encarnada: el lugar donde habitan memoria, ternura y sufrimiento. El corazón como ofrenda y apuesta, no la vida biológica. Aquí el riesgo no es la muerte física, sino la exposición de la intimidad, el reconocimiento del otro a través de la fragilidad propia. Es un gesto de confianza y, a la vez, de dolor posible.

En diferentes obras, tales como La vegetariana y Actos humanos, así como en su poesía, Han Kang parece insistir en que lo más valioso y difícil de sostener no es la vida en sí misma, sino la capacidad de sentir y de amar sin dejarse arrasar por la violencia, el control o el olvido.

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