«La gente que ha pasado por su cuerpo lleva un olor a cal en las heridas».
—Luis Armenta Malpica
Este verso, como muchos otros del mexicano Armenta Malpica, está cargado de dualidades: amor y muerte, placer y dolor, belleza y descomposición. En particular, parece decir que quienes se han involucrado con esa persona han salido heridos, marcados y con un rastro de dolor purificado o quemado —como si llevaran heridas tratadas con cal: limpias, pero aún dolientes. Hay una mezcla de eros y tánatos, de deseo y muerte, de atracción y consecuencias.
El verso proviene del libro de poesía Llámenme Ismael, premio Sor Juana Inés de la Cruz, 2013. Esta poesía se caracteriza por su brevedad y precisión, y ha sido traducida al italiano, manteniendo su estructura métrica y simbólica.
La obra de Armenta Malpica se distingue por una poesía homoerótica que entrelaza el erotismo con la espiritualidad, la memoria y la muerte. El verso refleja la capacidad del cuerpo y del deseo para marcar a otros, dejando cicatrices que son tanto físicas como emocionales, y que forman parte de un proceso de transformación y autoconocimiento.