En el Palacio de Tokio, en París, Christian Boltanski creó una instalación infinita: directorios telefónicos de todo el mundo, alineados como una memoria colectiva de nombres.
Pasé las páginas, busqué entre continentes, revisé entre ciudades. Tu nombre no estaba.
Volví a intentarlo. Nada…
El peso de la ausencia se hizo insoportable. Salí en busca de Boltanski.
Alguien debía responder por este olvido.
La gata de Tobita
Gustavo A. Quintero Hernández